martes, 29 de mayo de 2007

Psicoanálisis: una postura ética. Documento de Gérard Pommier


El presente documento puede arrojar luces para comprender la vigencia del psicoanálisis en el mundo contemporáneo. El texto titulado En qué sentido el psicoanálisis es revolucionario, forma parte de una serie de conferencias dictadas por el Analista Pommier, en la ciudad de Bogotá. Dada la extensión del docuemento, la idea es irlo publicando por partes, he aquí la primera.


EN QUÉ SENTIDO EL PSICOANÁLISIS ES REVOLUCIONARIO[1] (Parte 1)

Gérard Pommier


Tomado del libro: En qué Sentido El Psicoanálisis es Revolucionario. Conferencias de Gérard Pommier en Bogotá. Organizadas y transcritas por la Asociación Lacaniana de Analistas de Bogotá ALDABON. Ediciones Aldabón, Santafé de Bogotá, Colombia: abril de 1997

El título de esta conferencia, En qué sentido el psico­análisis es revolucionario, no es un título para nada evidente porque lo que se piensa generalmente es que el análisis concierne solamente a un lazo pri­vado, digamos, de un sujeto con su propio deseo, de un sujeto consigo mismo en cierta manera, y en este sentido, no parece evidente hablar de algo especialmente revolucionario en el análisis en la medida en que el término revolucionario significa algo que concierne a la sociedad entera, al lazo so­cial, al público en oposición al privado. Así, re­sulta siendo un título un tanto provocador en su primera enunciación, no solamente en el plano de las ideas sino también en un plano práctico por­ que hace más o menos cien años que existe el aná­lisis, lo cual es muy poco en el terreno de las ideas, digamos. Y durante esos cien años, en la historia misma no hay evidencia alguna de que el psicoa­nálisis fuese, de manera alguna revolucionario. Por un lado, el análisis fue tomado por el lado de la Internacional, por los médicos americanos, como un tipo de ortopedia, de adaptación de los sujetos al capitalismo y en este sentido parece que el sueño de Freud, quien había pensado importar la peste a los Estados Unidos, parece haber fraca­sado totalmente porque el análisis aparece en los Estados Unidos mismos como una empresa de adaptación psicológica al capitalismo; eso por una parte. Por la otra parte, es decir, del lado del mar­xismo oficial, tal cual ha existido desde los años 30, digamos, lo que ha ocurrido es un rechazo del análisis como reaccionario y no como revolucio­nario. Así, parece que en la historia misma este título no corresponde a lo que ha ocurrido. Althusser y otros filósofos y psicoanalistas franceses han hecho una crítica a esta posición del mar­xismo oficial, al decir que el marxismo oficial ha tomado la presentación del análisis hecha por la Internacional, por el análisis mismo; han tomado la resistencia al análisis como si fuera el análisis. Y es por esta razón que el marxismo oficial ha to­mado esta posición frente al psicoanálisis. Enton­ces este título no tiene nada evidente.

¿Cómo voy a abordarlo? Hace poco dije que el análisis existe hace sólo cien años, lo cual es poco en la historia de las ideas, porque esta idea tan nueva va radicalmente en contra de todo el pensa­miento clásico, todo el pensamiento de la filoso­fía, de la historia de las ideas, donde un descubri­miento tan sorprendente como el inconsciente va en contra de la creencia filosófica en una concien­cia del ser humano, de sí mismo y de su posición en el universo. A pesar de su poco tiempo de exis­tencia, el análisis ha venido creciendo, tiene cien años, y lo que ha caracterizado este crecimiento es una resistencia constante; resistencia constante al psicoanálisis que no es una resistencia casual, oca­sional, de poco tiempo, de vez en cuando, sino una resistencia constante, muy fuerte en el lazo social; nunca el análisis fue reconocido como algo que no fuese a provocar un conflicto.
Entonces, para empezar, hay algo que permite pensar que el psicoanálisis tiene un papel revolu­cionario, que son las fuerzas de las resistencias mismas. Todos los años se inventan nuevos trucos para decir que la invención de Freud es algo que no tiene importancia alguna. Eso no le impide cre­cer al análisis pero todos los años se ven esas resis­tencias, y es con esas resistencias que se puede pen­sar que el análisis tiene un papel revolucionario, pero, y es esto lo que voy a intentar desarrollar, ¿en qué sentido es revolucionario?
Primero, se puede pensar que en los tiempos de Freud las resistencias eran comprensibles en la medida en que Freud hablaba de la sexualidad, y se puede creer que es porque en la sociedad de su ciudad de la época, que era una época un poco pú­dica, digamos, había una dificultad para hablar de la sexualidad, particularmente de la sexualidad in­fantil, y fue en este sentido que aparecieron resis­tencias al descubrimiento de Freud. Pero, ¿y ahora? Ahora, cien años después, la sexualidad no tiene ya nada de chocante, y no se ve por qué de­ben tener lugar resistencias al análisis si el descu­brimiento de Freud era algo que sólo tenía que ver con la sexualidad, la infantil más precisamente, y con el traumatismo sexual. Ahora la sexualidad es un objeto comercial y no tiene nada que ver con algo chocante. Eso permite pensar que no es por­que Freud haya ha6lado de sexualidad, no es por razón de su pansexualismo, es decir, el hecho de ver algo sexual en todas las motivaciones del hom­bre, que se han provocado las resistencias.
Entonces la cuestión está intacta. ¿Qué es lo que viene a provocar las resistencias al análisis si no es este contenido sexual en sí mismo? Freud, su des­cubrimiento, tiene algo de insoportable, no por la motivación sexual de varios actos humanos que él descubrió, sino en el sentido en que el hombre, con el descubrimiento de Freud, debe tener en cuenta que él es responsable de su propio deseo, que su deseo conlleva algo de su culpabilidad que tiene que ver con su sexualidad. No es la sexuali­dad en sí misma lo insoportable, sino el hecho de que esta sexualidad tiene en sí misma un papel transgresor, una necesidad de culpa, y que el des­cubrimiento de Freud consiste en permitirle al hombre ver que su deseo lo hace culpable, respon­sable de sus actos. Es por eso que Freud es insoportable. Es en la medida en que con esta dimen­sión del deseo sexual, el hombre pierde su inocen­cia. Fin de la parte 1

[1] Conferencia pronunciada en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá, el día 14 de mayo de 1996

2 comentarios:

Maru dijo...

excelente!! como hago para leer las siguientes partes?

Jaime Landinez Aceros dijo...

Muchas Gracias! En espera de las demás partes del texto!