Gérard Pommier
Es verdad que el análisis no es el primero en haber descubierto esta posición del hombre como culpable, como pecador, y que desde siempre la religión, y especialmente todas las religiones monoteístas han subrayado esta posición de pecador del hombre; en este sentido, e psicoanálisis viene por el mismo camino que las religiones, es decir, subrayar que en el destino del hombre hay algo de su prop1a responsabilidad, de su propia culpa; pero lo que hay en las religiones es que el hombre es responsable, es culpable frente a una trascendencia, que se llama Dios y que se llama como ustedes quieran, y la diferencia está en que el análisis no ubica trascendencia alguna, sino que remite esa trascendencia a mecanismos psíquicos, que se llaman el inconsciente. Es decir, que entre el inconsciente y Dios hay una relación que consiste, ya sea en poner afuera, en una trascendencia en Dios, o bien en los mecanismos psíquicos, lo que le permite a un sujeto referir su culpa. As1, es en el mismo camino, pero es una posición completamente distinta en lo que se refiere ya sea a la posición de Dios o a la posición del inconsciente.
Si el inconsciente no fue percibido antes es porque el inconsciente es la consecuencia de una represión. De hecho, lo que es visto como trascendencia concierne a lo reprimido, es decir, a lo inconsciente. Es por eso que el hombre va a ser culpable de su propio deseo. Antes él era culpable de su deseo, en laS religiones, frente a Dios. Eso es lo que hace del análisis algo insoportable, y que hace que desde su nacimiento el análisis haya provocado siempre resistencias importantes. Así la dimensión sexual es importante para entender las resistencias, pero en la medida en que hay esto reprimido sobre el deseo que hace al hombre culpable de su propio deseo.
¿Qué quiere decir resistencias? Quiere decir todo lo que le permite al hombre tapar su deseo, tapar en qué es responsable de su deseo, en qué no va a ser suficiente considerarse culpable frente a una trascendencia, frente a Dios, frente a cualquier cosa que quieran; es por eso que van a existir resistencias que van a servir para tapar la división del sujeto por su propio deseo, y por eso han existido varios tipos de resistencias que tienen como función tapar este papel de división del sujeto; quiero decir, que todas las teorías psicológicas del yo como algo entero, algo no dividido por el deseo, todas esas teorías tienen un papel de resistencia al psicoanálisis. Así, cuando se toman varios tipos de teorías estudiadas en psicología, todas las teorías que se apoyen sobre concepciones del yo, del yo fuerte por ejemplo, del yo autónomo, tienen un rol de resistencia al análisis. Eso permite ver que, primero, el análisis tiene un papel tal que su teoría va a cuestionar el fundamento mismo del lazo social. No se trata sólo de la relación de un sujeto consigo mismo, sino que con su teoría, lo que es cuestionado es todo el lazo social en tanto lazo religioso. Y es decir que es una reacción de resistencia de la sociedad subrayar todas las teorías del yo fuerte. No sé cómo es aquí en Colombia, pero en Francia hay muchos estudiantes de psicología, doscientos o trescientos mil por año, que estudian teorías completamente inútiles, que no sirven para nada en la sociedad, con las cuales no se puede trabajar, pero que tienen un papel ideológico importante respecto al lazo Social, que tiene un papel de resistencia al análisis. Dentro de esas teorías se aprenden algunas pequeñas cosas de psicoanálisis, pero la mayoría de las materias son completamente inútiles en lo que se refiere a la eficacia. Me parece que este papel de la psicología tiene algo que ver con resistencias al análisis que no son resistencias circunstanciales, sino resistencias muy fuertes que existen desde que el análisis empezó. No es que no se diga nada del análisis, sino que lo que se dice consiste en poner al psicoanálisis al servicio de las teorías del yo, de la egopsychology, de lo que se puede enseñar en las diferentes teorías comportamentales. Cada año hay algo nuevo del lado de esas resistencias.
Esto no es algo circunstancial, como ya dije, sino algo que cae en pleno en todo lo que se puede llamar la ideología de la ciencia cuya tendencia es hacer de los sujetos modernos, inocentes, en la medida en que el paradigma de la ciencia es hacer que todo sea determinado, y también que de esta manera el sujeto no tenga ninguna responsabilidad, ninguna culpabilidad en lo que pueda ocurrirle a sí mismo. Y es contra esta ideología de la inocencia de la ciencia que viene a enfrentarse todo lo que permite subrayar, digamos, la culpabilidad del sujeto frente a su propio deseo. Cuando digo eso de los estudios de psicología, lo hago sabiendo que me hallo en una facultad de psicología, sólo para plantear esta rara particularidad de estos estudios, que parecen no servir para mucho en la práctica. Digo que tienen un papel ideológico fuerte, que son útiles a la sociedad tal cual como es. Pero lo que se puede decir de los estudios de psicología es solamente un punto de resistencia. Hay varios puntos más. Por ejemplo, todo lo que concierne a las neurociencias es también una ambición de acabar con todo lo que concierne al sujeto y que todo se pueda curar con medicamentos, es decir, una manera moderna de aislar al sujeto de sus determinismos y de hacerlo inocente gracias a los medicamentos. No sé como sea aquí, pero en Francia se venden millones de cajas de medicamentos diariamente. Este es también un punto donde existe una resistencia al descubrimiento del deseo, que enferma a los sujetos, que está en la fuente de la angustia. No se quiere saber nada de este deseo que enferma los sujetos, y no se quiere saber nada en la medida en que eso pone en riesgo el lazo social tal cual existe en nuestras sociedades. Sirve para tapar esta cuestión de la falta en el deseo o bien el papel de la sexualidad en el deseo.
Digo esto en lo que concierne primero a los estudios de psicología, pero también en lo que concierne a los estudios de medicina, la manera de comportarse de los médicos frente a lo síntomas que tienen una fuente en el inconsciente, pero también se puede decir que los analistas mismos, muchos de ellos, tienen resistencias al análisis; en la formación misma de las escuelas de análisis hay signos de esta resistencia al análisis, por ejemplo, se sabe que varias escuelas de análisis se comportan como iglesias o como fuerzas armadas; digamos, y que esta manera de comportarse en si misma es una resistencia al análisis.
martes, 18 de noviembre de 2008
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